Mantener a la región cohesionada en medio de los vientos de cambio que ha traído una nueva camada de izquierdas en América Latina. Es la premisa que esta semana reúne en Santa Marta, Colombia, a más de un centenar de dirigentes progresistas iberoamericanos en un nuevo encuentro del Grupo de Puebla, entre ellos expresidentes como Ernesto Samper, el español José Luis Rodríguez Zapatero, el boliviano Evo Morales o la brasileña Dilma Rousseff, reivindicada después de que su mentor político, Lula de Silva, acaba de derrotar en las urnas al ultraderechista Jair Bolsonaro. El foro, que se celebra por primera vez en el Caribe colombiano, coincide con los primeros cien días del mandato de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia reciente del país, y busca definir una nueva agenda de integración.
El encuentro se celebra en momentos en que las izquierdas avanzan posiciones, y arrancó este jueves con un tono de celebración. Rousseff, la primera presidenta de Brasil elegida en las urnas y destituida por el Congreso de su país en 2016, comenzó por agradecer que el Grupo de Puebla fue un socio cuando Lula estaba preso –sus procesos después fueron anulados por la justicia–, y denunció “el uso de instrumentos jurídicos para destruir presidentes”, uno de los temas que se discutirán. Dilma, como todos la conocen, señaló que la inmensa tarea de Lula es “reconstruir” Brasil después de Bolsonaro, al que calificó como un gobierno de ultraderecha que no respetó la democracia. Ese desafío pasa por integrarse con la región y reconstruir también instancias como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) . “Para nosotros es central la cuestión de América Latina”, enfatizó.
Lula y el presidente colombiano Gustavo Petro –que reunía este jueves con Macron en París– son dos protagonistas ausentes de la reunión. Ambos privilegiaron asistir a la cumbre climática que se celebra estos días en Egipto, la COP27. Con el triunfo del brasileño en las elecciones de hace menos de dos semanas, celebrado desde el Río Bravo hasta la Patagonia, las fuerzas progresistas se repusieron del golpe que supuso el rechazo a la nueva Constitución en el plebiscito chileno y alargaron su ciclo de victorias electorales. Cuando Lula se posesione el próximo Año Nuevo, las cinco principales economías de la región quedarán por primera vez en manos de líderes progresistas o que se vanaglorian de ello. Ese listado lo completan Andrés Manuel López Obrador en México, Alberto Fernández en Argentina y Gabriel Boric en Chile.
Fernández, otro protagonista ausente, ha enviado un saludo en vídeo desde Buenos Aires. “El continente poco a poco se fue poblando de líderes progresistas”, celebró el presidente argentino, uno de los fundadores del foro en 2019, quien también recordó que visitó a Lula en Sao Paulo al día siguiente de su elección. “Nunca olvidemos que vivimos en el continente más desigual del mundo, y que es nuestra obligación igualarlo”, arengó a los asistentes. “Lo que hace falta es institucionalizar esta unión que proclamamos”. También Boric, con sus 36 años el más joven representante de la nueva generación de mandatarios progresistas, envío un saludo en video.
El colombiano Samper, uno de los articuladores del grupo, criticó la “politización de la justicia” que a su juicio se ha “ensañado” con líderes progresistas como Lula, “que fue prácticamente secuestrado judicialmente para que no se pudiera presentar en las elecciones”. Los organizadores han calificado esos casos como “guerras jurídicas” que han afectado a dirigentes como la argentina Cristina Fernández, el ecuatoriano Rafael Correa o el boliviano Evo Morales. El expresidente ecuatoriano, por ejemplo, enfrenta varios procesos desde que dejó el poder en 2017 y los considera una cuenta de cobro política de sus sucesores.
El también exsecretario general de Unasur hizo un llamado a renovar la agenda progresista para encaminarla a un modelo solidario de desarrollo, sin perder de vista la desigualdad social, la creación de valor, la construcción de ciudadanía y la transición ecológica en un mundo amenazado por la crisis climática. Samper celebró además la presencia en Santa Marta de representantes del Partido Comunista de China, el “nuevo poder emergente en el mundo”, para debatir sobre las relaciones del gigante asiático con América Latina y el Caribe.
Con Petro y su vicepresidenta Francia Márquez de viaje, entre los asistentes colombianos al cónclave se destacan, además de Samper, congresistas como Iván Cepeda y María José Pizarro. Cepeda es desde el Senado el gran articulador de la política de paz total que persigue la nueva Administración, mientras Pizarro emerge como una de las mujeres más visibles en el Pacto Histórico y, en un acto cargado de simbolismo, fue la encargada de ponerle la banda presidencial a Petro cuando asumió el poder. También el anfitrión de la reunión, Carlos Caicedo, gobernador del departamento del Magdalena y exalcalde de Santa Marta con su movimiento Fuerza Ciudadana. Es el único de los 32 gobernadores del país que se declara nítidamente progresista. En un discurso salpicado de referencias a Bolívar y García Márquez, reivindicó el paso de Petro, y el suyo propio, por la “izquierda revolucionaria”. El actual presidente perteneció en su juventud a la extinta guerrilla del M-19, y el gobernador a una corriente del ELN.
En la ciudad convergen tanto la representación de la primera ola de izquierdas en América Latina como la de esta nueva ola, con el propósito de discutir una nueva agenda, destaca el analista León Valencia, autor de La izquierda al poder en Colombia. La fundación que dirige, Pares, organiza una serie de conversaciones en paralelo al Grupo de Puebla. “Santa Marta como sede representa también los gobiernos locales de izquierda”, apunta en referencia al movimiento de Carlos Caicedo. “Es una fuerza local consolidada de izquierdas en una región en disputa con los grandes clanes políticos de la región, y ha sido muy meritorio”.
El Grupo de Puebla, creado en esa ciudad de México en 2019, es un foro de fuerzas progresistas coordinado por el político chileno Marco Enríquez-Ominami. En la cita del Caribe colombiano, con varios guiños al feminismo y el ecologismo, se propone debatir también en estos días la descentralización y las autonomías territoriales. La semana de actividades se completa con charlas sobre federalismo y un encuentro de juventudes.
Fuente: El País