Expresamos nuestro reconocimiento al ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, por su histórico rol en la protección de la vida de Julián Assange, fundador de WikiLeaks, al otorgarle asilo en la Embajada de Ecuador en Londres en 2012. Este acto se convirtió en un referente de defensa de los derechos humanos y la libertad de prensa.
La reciente resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa marca un hito importante al reconocer a Julián Assange como un “preso político” y denunciar la persecución injusta que ha sufrido durante años. Además, esta resolución pone de relieve el concepto del “chilling effect” (efecto disuasorio), señalando cómo la persecución de Assange crea un ambiente de autocensura en otros periodistas y profesionales de los medios, quienes se ven desalentados a revelar información crítica por temor a posibles represalias.
Si bien la resolución no es jurídicamente vinculante, establece estándares claros de derechos humanos que deberían guiar el actuar del Consejo Europeo de Derechos Humanos. Es significativo que esta resolución haya sido aprobada a pesar de la oposición británica, lo que subraya la trascendencia de esta decisión en un parlamento mayoritariamente de derecha, similar al actual equilibrio del Parlamento Europeo.
El sufrimiento de Assange es una advertencia para la libertad de prensa y debe recordarnos la importancia de proteger a quienes arriesgan su seguridad por la verdad. Assange, en su primera declaración pública tras su liberación, mencionó cómo se vio obligado a declararse “culpable de periodismo” para obtener su libertad, alterando así los intentos de criminalizar su labor.
Reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión, y condenamos los intentos de persecución política, como los sufridos por Julián Assange. Al mismo tiempo reconocemos la valentía de Rafael Correa en haber protegido su vida y su derecho a la justicia, y respalda firmemente la resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.