En un nuevo capítulo de Diálogos de Cambio con el Grupo de Puebla, el Grupo Parlamentario Iberoamericano -dimensión legislativa del Grupo- debatió sobre los desafíos de la organización que cuenta con 39 parlamentarios y parlamentarias de 11 países. En esta ocasión, la moderación de la sesión estuvo a cargo de Óscar Laborde, presidente del Observatorio de la Democracia del Parlasur, y contó con la participación de la diputada de Uruguay, Betiana Díaz; y el presidente del Parlandino, Adolfo Mendoza.
Al comenzar, el expresidente del Parlamento del Mercosur, Óscar Laborde, comentó que “está claro que no basta con que los pueblos luchen, porque si luego no se puede canalizar esa lucha, no es sencillo ganarle a la derecha. La derecha sabe que va unida, aprendió esa lección, ojalá el movimiento popular lo aprenda. Nosotros tenemos la obligación como parlamentarios de dar la pelea, acompañar la lucha del pueblo y prepararlos para presentar una oferta electoral, una oferta política de unidad y amplitud”.
Por su parte, la diputada de Uruguay, Betiana Díaz, comentó que “el Parlasur, ha sido fundamental para fortalecer esa enclave de bloque regional, a nivel comercial en un principio, pero también con la llegada de la ola progresista, con el rol social del Parlasur, que tiene que ver con cuidar nuestras democracias, tratar de profundizar aspectos de integración que no sean estrictamente comerciales, más en este momento de tanto cambio político en la región”.
Finalmente, el presidente del Parlandino, Adolfo Mendoza, explicó que “la derecha no cree en el fondo en la vitalidad de la integración, porque para ellos está fuera el criterio de construcción de la patria grande y mejora de las condiciones de vida. Ellos frente a la integración, defienden la subordinación. Este espacio le da una vitalidad importante a los grupos parlamentarios y específicamente a la acción del Grupo Parlamentario Iberoamericano de Puebla. También nos abre la posibilidad de abrir otros mecanismos respetando la identidad subregional de base. Por ejemplo, los criterios de identidad, que son específicos a la identidad andina o amazónica, entre otros”.
“Es posible pensar un proceso de integración donde se respete esta legítima diferencia, pero al mismo tiempo, repongamos lo común que nos une como gran patria latinoamericana”, sentenció.