El presidente argentino, Alberto Fernández, asegura que la pandemia “da la oportunidad de hacer una sociedad más justa” en el encuentro virtual de líderes progresistas
Latinoamérica es el foco de la pandemia de la covid-19. Es también uno de los continentes que más sufre las consecuencias de la crisis económica generada —o agravada— por el coronavirus, con una caída estimada del PIB para 2020 del 9,4%, según las proyecciones del FMI. El Grupo de Puebla, foro que reúne a dirigentes políticos de centro-izquierda de América Latina, propuso este viernes reformas fiscales, la aprobación de una renta básica y un mayor protagonismo del Estado como alternativas a las políticas neoliberales para hacer frente a la crisis.
“Debemos construir un continente con más igualdad, con más equilibrio social y que distribuya mejor el ingreso”, dijo el presidente argentino, Alberto Fernández, en un mensaje grabado para el encuentro virtual del Grupo de Puebla en el primer aniversario de su creación. “El mundo con esta pandemia nos da una oportunidad. La oportunidad de hacer una sociedad más justa, de empezar otra vez y esta vez pensar en todos”, agregó Fernández, el único mandatario en activo que participó en la conferencia.
Al ser elegido, Fernández buscó el apoyo del mexicano Andrés Manuel López Obrador para crear un eje progresista latinoamericano, pero esa alianza no fraguó. Las voces más influyentes en el Grupo de Puebla son hoy exmandatarios como el uruguayo José Mujica, el colombiano Ernesto Samper o la brasileña Dilma Rousseff, entre otros.
Las propuestas del economista y político colombiano José Antonio Ocampo obtuvieron un amplio respaldo, en especial la imposición de un tributo extraordinario a las empresas que se han beneficiado de la crisis del coronavirus, como las tecnológicas y farmacéuticas, o mayor transparencia fiscal para impedir la evasión de impuestos de las grandes fortunas y empresas multinacionales.
La renta básica, recién aprobada en España y en debate en más países, es otra de las iniciativas que promueve el Grupo de Puebla. Los líderes progresistas coincidieron en el beneficio de ese ingreso para reducir la pobreza extrema, que puede superar los 90 millones de latinoamericanos este año, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, subrayó que la pandemia “ha evidenciado grandes brechas en la región” y la ha vuelto “más desigual, más pobre, más desnutrida y enojada”.
“La reconstrucción de América Latina supondrá cerca del 10%, 12% del PIB y habrá que plantear fuentes de financiación no tradicionales”, afirmó Samper. Impuestos a los más ricos y a quienes más se han beneficiado por la crisis y la persecución de los evasores fiscales permitiría a los Estados contar con más liquidez para asumir los costos de la pandemia, dijo el expresidente colombiano.
El Grupo de Puebla fue creado hace un año y está integrado por una treintena de miembros, entre expresidentes, excancilleres y políticos latinoamericanos. El artífice es el excandidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami, muy cercano a Fernández.
La integración latinoamericana es clave para salir de la crisis, coincidieron los participantes, pero ese objetivo parece hoy mucho más distante que hace una década. Las grandes diferencias entre Fernández y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, han debilitado aún más a los organismos regionales como Mercosur. “El mundo que vendrá supone cambios permanentes y desunidos no somos más que una hoja al viento”, advirtió Mujica en su discurso, donde vaticinó “un mundo más pobre y no por ello mejor”.
España estuvo también representada en el encuentro virtual por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y las actuales ministras de Exteriores, Arancha González, y de Igualdad, Irene Montero. Esta última hizo énfasis en la necesidad de protección de las mujeres, muy afectadas por la pandemia al ser las principales responsables de las tareas de cuidados.
El foro fue bautizado con el nombre de la ciudad mexicana donde se celebró su primera reunión, pero Argentina y Brasil han tenido desde entonces una participación superior a la mexicana. Ni López Obrador ni su canciller, Marcelo Ebrard, concurrieron al encuentro. El expresidente Evo Morales participó como oyente, pero no intervino.