Durante la reciente sesión de trabajo del Grupo de Puebla “El cambio es justicia” en Honduras, el jurista Baltasar Garzón ofreció una poderosa intervención. Resaltó la urgencia de combatir la creciente amenaza de la ultraderecha en Iberoamérica y la importancia de defender la democracia día a día. Su discurso abordó las tácticas de la extrema derecha y la necesidad de una estrategia progresista sólida para preservar los derechos humanos y la justicia social.
Lee acá su intervención completa:
Recuerdo las palabras de Manuel Zelaya en una entrevista, el 28 de junio de 2019, diez años después del golpe militar: “La labor nuestra es que haya democracia, y para eso estamos luchando”, declaraba.
Tres lustros más tarde desde aquella fecha fatídica, cada vez es más urgente dar batalla para evitar que los derechos que en muchos países creíamos consolidados, se deroguen, como está pasando aquí en Latinoamérica en países como Argentina en los que hasta se pretende borrar la evidencia de la dictadura. Es una táctica habitual de la ultraderecha. En España también los nuevos fascistas niegan a las víctimas de Franco y se oponen a la Ley de Memoria Democrática aprobada por el gobierno progresista, en aquellas instituciones locales y regionales en que tienen poder.
La ultraderecha ha tenido un campo de trabajo excelente en este continente de la mano del empresario Bannon, auspiciado por Trump. Aquí se han gestado hace unos años iniciativas como la del partido ultraderechista español Vox, que creó el Foro de Madrid para organizar a las fuerzas que quieren derrocar a todos los gobiernos “progresistas” de lo que VOX llama “la Iberosfera” (la esfera de influencias de la Iberia castellana), la misma que quiere expandirse a todos los países hispano-hablantes, a Brasil y Portugal. Su objetivo es competir contra el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla para promover el fin de la Comunidad de Estados de Latino América y el Caribe (CELAC) y la caída o el derrocamiento de todo Gobierno que se reclame como “progresista”, al cual ellos equiparan como una forma de “comunismo”.
¿Cómo es posible que siendo esto más que evidente, a poco que se analice el estado de cosas existente, hayamos llegado a este punto? Para mí, en España, hay dos elementos fundamentales que lo explican: por una parte, el blanqueamiento de la extrema derecha por la derecha tradicional, el Partido Popular, que, con su incorporación a las instituciones pretende su anulación en beneficio propio. Y, por otra, la debilidad de la izquierda que, una vez mas ha reaccionado in extremis y cuando el territorio estaba quemado y enfangado por las acciones sucesivas de aquel binomio perverso. El ganador, a medio plazo, es el fascismo que permea estas posiciones extremas.
Lo malo es que los vimos hacer y no reaccionamos suficientemente, mientras que estos fascistas de nuevo cuño expanden mentiras sin ningún pudor. Las últimas elecciones europeas son muestra de que su presencia activa en redes sociales y su capacidad de conectar mediante esas redes con los más jóvenes, les han llevado a un triunfo sin precedentes en el euro parlamento, En Europa ya dirigen Italia, Hungría o Polonia y en este fin de semana, Francia acude a las urnas en una situación desesperada para la izquierda, que ha tenido que unirse in extremis frente al temido y muy posible triunfo de los ultraderechistas. La ultraderecha europea avanza, decidida a ejecutar el desgobierno del bienestar social y la regresión de todo lo que huela a democracia. Uno de los estandartes más claros es la inmigración y los supuestos males que comporta, aun siendo clara la necesidad y bondad de la misma.
Frente a ello, los alemanes han sido claros y contundentes al no permitir acercamiento alguno con esa extrema derecha penetrada por los nazis. En Francia, por su parte, la idea del Frente Popular de los partidos de la izquierda viene a ser un toque de rebato desesperado para intentar frenar lo que se le viene encima a una nación cuyos lemas han sido la libertad, la fraternidad y la igualdad.
Llamando a la sensatez, el futbolista Mbappé, hijo de inmigrante camerunés y madre de origen argelino, advirtió de que “los extremos están a la puerta del poder” y más de 200 deportistas y ex deportistas franceses también se han expresado en contra de RN y de que llegue al poder en Francia.
En una maniobra concertada, los ultraderechistas se apoyan en medios informativos afines y, en jueces que obvian su deber de independencia y entran en la guerra política utilizando los tribunales para beneficiar a la derecha y a sus socios. Lo que vimos en Brasil de forma tan descarada con el acoso a Lula que le llevó incluso a prisión, se está repitiendo sin tapujos en otros países.
Los golpes de estado e intento en Bolivia, la persecución de Correa en Ecuador, el desmantelamiento de la democracia en Argentina, el auge de la extrema derecha en Chile, los ataques destructivos contra el presidente Petro en Colombia. En España, el Lawfare, invade la justicia tras una larga y silenciosa etapa en que, con paciencia, se han ido situando los peones del poder en los puestos judiciales adecuados, y ahora con la aquiescencia de la izquierda que sigue sin estrategia en el ámbito judicial.
¿Cómo combatir a la ultraderecha? El primer problema es advertir que, la derecha supuestamente moderada de cuyas filas han salido, les ha abierto la puerta para cogobernar (Ursula Von der Layen lo sugirió). Como también en mi país, Alberto Núñez Feijoo. No hay extrema derecha buena y mala. Todas las facciones responden a las mismas características y todas actúan con la misma finalidad. Implosionar el sistema democrático.
Si la derecha se somete a sus requerimientos ideológicos para revertir leyes y derechos existentes la suerte estará echada. Allá donde gobiernan están atentando contra la igualdad, contra las leyes que controlan la violencia contra la mujer; implantando la censura y obviando los derechos de las personas LGTBIQ+. Hay por tanto que ser conscientes de que la ultraderecha se está haciendo con las riendas de la ideología conservadora hasta someterla. Hacen desaparecer o difuminan las líneas rojas y consiguen imponer su discurso hasta obtener el poder. Su único objetivo.
Es fundamental que los progresistas volvamos a los barrios, a las universidades, a los centros de trabajo y hagamos una labor social, sindical y de pedagogía.
No bastan las reuniones elitistas, debemos abrir los espacios, arriesgarnos a la contradicción; hay que luchar por definir las mentiras de la extrema derecha, en las universidades. Tenemos que ganar el relato.
Se nos presenta como atroces elementos nocivos del progreso y el bienestar. Cuando somos los que defendemos estos valores.
No digo que tengamos que utilizar los medios arteros y la mentira que ellos usan, pero debemos hacer creíbles nuestros principios democráticos, de tolerancia, de pluralismo e integración. Frente a su intolerancia y xenofobia, difundamos el lado positivo de las migraciones, como elementos necesarios de convivencia:
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- Es imperativo que nos situemos en las redes sociales, que son hoy el modo de comunicación de niños, jóvenes y muchos adultos. Incluso en los anuncios de los videojuegos para móvil, he visto propaganda electoral de la derecha en los últimos comicios europeos.
- Hay que diseñar esos espacios, por ejemplo, defendiendo los derechos humanos. Dicen que es un discurso que no vende: hagámoslo atractivo. En eso es en lo que hay que trabajar.
- Se que nos enfrentamos al monstruo del capital, soy consciente de la dificultad, pero si no lo hacemos, estaremos perdidos.
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Hay que adaptarse a los tiempos actuales y, ante todo, desmontar las mentiras:
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- La corrupción afecta a los derechos humanos y este discurso no se nos puede escapar. La derecha y extrema derecha nos acusan de ser corruptos, cuando saben que no es cierto. Un solo caso contamina a todos. Somos conscientes. Tenemos que ser transparentes, y sobre todo saber comunicarlo. Vean como en demasiadas partes del mundo se está imponiendo el discurso de la extrema derecha de que pagar impuestos es expoliar. Este es el ataque más nocivo porque supone atacar y acabar con la justicia social, con la necesaria redistribución de la riqueza.
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Recuerden el discurso de Milei en este sentido y los parabienes de la derecha y extrema derecha española al mismo. Todos sabemos que esto es una locura y una falacia, pero tenemos que aprender a transmitirlo. Es necesario definir una estrategia a corto, medio y largo alcance. Ellos la tienen. No podemos perder más tiempo. La extrema derecha nos tiene como enemigos. Probablemente el Grupo de Puebla es la única estructura que les hace frente. Sigamos haciéndolo, pero con más inteligencia y definición de espacios. Hay que hacer atractivo nuestro proyecto.
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- Otro de los tópicos es que el Extranjero migrante es el enemigo a las puertas y el que provoca la inseguridad del país. Falso. El extranjero ni es el enemigo ni provoca la inseguridad. La inseguridad se provoca por la injusticia social, por la brecha social, por la inconsistencia de los sistemas en luchar contra las redes criminales. Seguridad y firmeza es compatible y no se pueden entender sin respeto a los derechos humanos y las garantías. Esa es nuestra bandera, no la de Bukele.
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- La inseguridad se produce por la falta de un sistema judicial creíble que no se someta a las presiones internas o externas. Es el lawfare el que distorsiona el estado de derecho e instrumentaliza la vida democrática. Debemos luchar contra el mismo. El Grupo de Puebla y Clajud hemos sido pioneros en esta denuncia mundial y debemos insistir aún más.
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- La derecha, cuando impone la desigualdad, es la que da pie a la inseguridad.
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- Ante el odio que provoca la violencia, escribía Jean Paul Sartre en El diablo y Dios: «Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera». Recuerden siempre que el miedo es el instrumento la derecha y la extrema derecha. En definitiva, del fascismo. En Europa se han producido diversas y alarmantes agresiones a políticos en los prolegómenos de las elecciones europeas.
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Por el contrario, la alegría, el bienestar, es patrimonio de la izquierda.
Debemos ser conscientes de que la extrema derecha: está conformando un mapa universal de interconexiones en el mundo, instaurando redes al modo de las redes criminales.
Comparten ideas, métodos, medios: Cuentan con idénticas empresas de comunicación y se implantan a través de diferentes grupúsculos. Ahora, se están organizando. Todo vale. Aprovechan espacios religiosos tradicionales locales. Y probablemente les financian los mismos intereses.
Y ante todo, seamos valientes. Como lo ha sido Xiomara Castro, presidenta de Honduras cuando desmontó la Ley que creo las Zonas de Empleo y Desarrollo Económicos que implicaban la venta del país a las corporaciones y servían de refugio a corruptos y narcos. La lucha contra la corrupción es su signo distintivo. Ese valor es el que debe, siempre, caracterizar a los progresistas.
Como bien decía Zelaya, nuestra tarea es que haya democracia, pero, más aún, nos vemos obligados a rescatar las democracias existentes de la insaciable voracidad de la ultraderecha. Es un hecho: la democracia no está garantizada para siempre: hay que salvarla y ganarla día a día.